DOMINGO XXIX DE DURANTE EL AÑO 

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquiera nacionalidad y religión.

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COMENTARIO:

Disponible para el evangelio

La ambición humana de poder y la codicia de gloria y de grandeza no se avienen con el seguimiento de Jesús. Y tampoco no es cristiano utilizar el poder y la fuerza para anunciar el evangelio. Que nadie piense que hablamos de tiempos pasados: la tentación de poder es del todo activa y actual. Y toma formas bastante reprobables, como la dureza, el autoritarismo, el temor, la violencia o la amenaza.

Jesús quiere que extendamos el evangelio a fuerza de amor. Con la actitud de servicio. Predicar sin imponer. Invitar y proponer como testigo de vida luminoso: disponibles para el Reino, con la libertad de los hijos de Dios, como un presente del corazón. De forma amable y respetuosa. Con la misma gratuidad que lo hemos recibido nosotros.

El testimonio de tantos y tantos misioneros esparcidos por todo el mundo es un motivo de esperanza y de alegría para la Iglesia: lo han dejado todo por Cristo y se han hecho servidores del Evangelio, por amor a los más necesitados. Han sido atentos al llamamiento y, en manos del Espíritu, se han dejado llevar a todos los rincones de la Tierra para extender la luz de la Buena Nueva. Desde el anonimato, sin hacer rumor, con generosidad, sembrando a manos llenas; y como el Maestro, siempre dispuestos a beber el cáliz que Él bebió. Hoy y siempre los tenemos que tener bien presentes en nuestra plegaria y apoyarlos con nuestros bienes.

Hoy, también, es un buen día para hacer una revisión personal o a nivel de comunidad, de grupo o congregación: ¿somos de verdad servidores de los otros? ¿Detestamos todo tipo de ambiciones y vanidades? ¿Dejamos que sea el Espíritu y no nosotros el protagonista? ¿Aceptamos con gusto lo que a Jesús nos pide, sacrificando el amor propio? ¿Somos portadores de concordia?