Comenzamos la Semana Santa. En medio de la vida y de la historia humana, unidos a toda la gente que sufre en estos tiempos dolorosos y difíciles, y queriendo compartir a la vez todos los esfuerzos nobles y valiosos que nunca dejan de surgir en este mundo nuestro, celebramos el camino de Jesús, su entrega por amor hasta la muerte y su resurrección, que es para nosotros promesa de vida para siempre con Dios.
* * * * * * *
DOMINGO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR O DE RAMOS
A las 12 del mediodía, Bendición de palmas y ramos, en la plaza de la Iglesia.
A continuación la Misa, que será cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.
Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.
La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empuries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y cada uno de los visitantes y participantes de cualquier nacionalidad y religión.
* * * * * * *
COMENTARIO:
Celebrar la Semana Santa es una oportunidad única para entrar en la vivencia de los sentimientos y actitudes de Jesús en la etapa culminante de su vida. Sentimientos y actitudes que deben ser de todo discípulo que se dispone a escuchar atentamente y a seguir de cerca el Maestro. La liturgia de Ramos, que comienza con el entusiasmo popular de la acogida de Jesús como profeta y Mesías, muestra también el drama de su muerte.
Toda la existencia de Jesús ha sido una manifestación de quién es Dios y cómo actúa. El entusiasmo espontáneo de la entrada en Jerusalén recuerda que los pobres y sencillos acogen la revelación de Dios y descubren en Jesús su enviado. La pasión se puede leer como una cura de humildad para los discípulos de todos los tiempos. Sabemos ir lejos con nuestras palabras, pero a la hora de la verdad negamos o traicionamos a Jesús, nos dormimos en los momentos decisivos, abandonamos a la hora de la dificultad o nos arrepentimos del error sin buscar la mirada luminosa del Maestro .
Jesús ha sido siempre fiel y obediente a la voluntad de Dios: dar a conocer con la propia vida su amor misericordioso. Esto le ha dado una altura humana o autoridad que los poderes humanos han querido eliminar, pero hasta después de muerto aún los sigue inquietando. Si nos ponemos sinceramente delante de Jesús, no nos dejará indiferentes.