LA SAGRADA FAMILIA
Misa a las 12 del mediodía. La coral "El Recer", de Torroella de Montgrí, nos acompañará con sus cantos con la participación, también, de los asistentes. Al final de la Eucaristía nos ofrecerá un concierto de canciones navideñas. ¡Estáis todos invitados!
Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.
La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquiera nacionalidad y religión.
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COMENTARIO:
La iglesia doméstica
Si nuestra referencia a la familia se hace en clave de iglesia doméstica es porque queremos explicitar su intrínseco contenido de misterio. No sólo para manifestar el grado de su dignidad y libertad, que nunca nada ni nadie, ni gobierno ni autoridad ni legislación, tendría que osar profanar, sino para remachar la visión de san Pablo (Ef 5,32) que, en clave de fe, lo nombra un misterio muy grande.
Para aproximarnos, como nos ayuda la segunda lectura!: ¡Dios nos reconoce como hijos suyos, y lo somos! Cada hijo de Dios es portador de la huella de su misterio. Así, cada familia y cada uno de sus componentes representa una realidad sagrada que pide manos libres y respeto. Si toda persona es una sacralidad, su "vocación" personal es única, irrepetible, innegociable, que responde al proyecto de Dios y que no tiene que someterse a programaciones utilitarias o de conveniencia.
En el evangelio de hoy, la Familia de Nazaret, nos da un luminoso ejemplo: Jesús, próximo a su mayoría de edad, para un chico judío de su tiempo, decide "atender" a su Padre, a pesar de que sus padres no entendieran su conducta. María, perpleja, lo guarda con silencio en su corazón, que es el lugar donde reposan los misterios.
Tanto en la Iglesia comunidad como en la iglesia doméstica, nos hace falta afinar el oído para poder percibir con claridad la voluntad de Dios y atender con corazón abierto, jubiloso y esperanzado sus mandamientos: que creamos en su Hijo Jesucristo y que nos amemos los unos a los otros. Fe y amor guardados, como la Virgen, en el corazón de la esperanza, para que las dos "iglesias" se alcen firmes como faros en medio del mar del mundo.