Hoy es Domingo, el Día del Señor

Datos del evento
Tipo: 
Celebración
Fecha: 
13/12/2009 - 12:00

DOMINGO III DE ADVIENTO 

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquiera nacionalidad y religión.

 

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COMENTARIO:

   Con la alegría del Espíritu Santo

   Dios sólo puede ser fuente de alegría. Creer en Él quiere decir empezar a recorrer el camino de la alegría. Si la fe es un regalo de Dios, la alegría es su consecuencia: alegría de sabernos amados por Él. Alegría de hacer camino con Jesucristo hacia la casa del Padre. Alegría de descubrir que todos los hombres somos hermanos, hijos entrañables del mismo Dios. 
  Para el cristiano la alegría es una vocación. Desde el mismo bautismo hemos recibido la huella del gozo del Espíritu Santo y en nuestro corazón se ha encendido el fuego del amor que nos hace llamar de gozo: ¡Padre!
  Y la voluntad de nuestro Padre es que siempre, siempre, vivamos contentos. Sin embargo, hay que reconocer que muchas veces no es así. Que nuestro testimonio de creyentes, con frecuencia es pobre de alegría. De la alegría que viene del Espíritu: aquélla que es honda, creyente, esperanzada, amorosa, íntima y rebosante, que el mundo no puede dar y que nadie nos podrá quitar (Jn 16,22).
  La clave de esta alegría, que es un don de Dios, la encontramos en la plegaria, hecha de súplica, de peticiones y, también, de acción de gracias. Saber dar gracias a Dios, por todo y siempre, es la prueba que nuestro corazón descansa en la verdadera alegría. ¿Porque perdemos la alegría cuándo nuestro interior se inquieta y se trastorna por la ansiedad? ¿Cuándo las preocupaciones nos agobian sin saberlas compartir con el Señor? ¿Cuándo vivimos ajetreados que ahogamos la vida del Espíritu, y buscamos la alegría de fuera, donde todo es vacío y tristeza?
  Adviento: ¡Tiempo incomparable! Deja que el Señor te transporte de alegría, que su amor te renueve, que su fiesta te haga pregonero de la buena nueva.