Hoy es Domingo, el Día del Señor

Datos del evento
Tipo: 
Celebración
Fecha: 
12/04/2009 - 12:00

 

DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR. ¡¡¡ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA!!! 

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquiera nacionalidad y religión.

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COMENTARIO:

¡Nuestro Dios es magnífico!

Hoy Jesús resucitado se nos hace encontradizo. Viene para vivir con nosotros. Para que nos estemos nunca jamás solos. Para ser nuestra fuerza y nuestra luz. Para que siempre vivamos con esperanza. Para trastornar nuestra vida. Para transformarla. Porque insertados en el misterio de su Pascua, empecemos a llevar una verdadera existencia de resucitados, de nuevas criaturas. El Sol ha doblegado la oscuridad de la noche. El miedo ha sido vencido. Nace un mundo nuevo. La losa del sepulcro, que nos tenía prisioneros de aquello que es de la tierra, El la ha desmenuzado y viene a darnos la mano para hacernos salir de la cárcel hacia “nuestra” pascua.

A partir de ahora, en el trabajo, en la lucha, en los sufrimientos, en las inquietudes y en los anhelos, sólo queremos ser buscadores de aquello que es de arriba, sin volver jamás atrás. Porque creemos que el odio, el mal y la muerte han sido vencidos por el amor, aun cuando no lo parezca. Nuestra esperanza es Jesucristo y con El la vida recomienza. Muertos a la vida vieja, somos hijos de la luz, del amor, de la libertad y de la paz. Nuestra vida es Cristo. Su amor tiene la última palabra.

Ahora, nosotros, en la vida de cada día, con nuestros achaques y limitaciones, Cristo nos confía anunciar la obra maravillosa de Dios: ser testigos del Resucitado. La fe en la resurrección nace de una palabra, de un anuncio: Id a decir... Sólo resultará verídico el anuncio si lo demostramos con nuestra vida. Con nuestra alegría y esperanza. Irradiando en nuestro rededor su luz. Continuando su lucha. Sin que nos abatan los fracasos. Llenos de su paz. Dejándonos alcanzar por el Resucitado y reconociéndole.