El termómetro sirve para saber la temperatura del cuerpo y para tomar las medidas convenientes por, si es necesario, devolverle la salud.

San Pablo nos da el aire curativo que hay que respirar todo cristiano, toda familia y grupo creyendo: el aire fresco y restaurador del amor. Amar es toda la ley. Hay que devolver a lo esencial. Porque el activismo frío no lleva muy lejos. Y tampoco el ritualismo seco y desencarnado.

Es necesario ir mirando el diamante del amor y vivir todas sus exigencias. Es el amor que llevó un Dios a un pesebre, y de un pesebre a la cruz. Cuando este amor envuelve toda persona, entonces sí que llega la paz y el bienestar; se cierran las heridas del odio y del ojo loco.

Allí donde hay amor hay sonrisa de niño, y huyen la oscuridad y el engaño. El amor lo es todo porque Dios es amor.

Joan Güell, en "La Hoja Parroquial", Diócesis de Girona, 03/02/19