LA SEDE EPISCOPAL EMPURITANA

 

No disponemos de ninguna clase de información escrita sobre la existencia de La Sede Episcopal en Empúries en sus inicios. De momento, no se sabe si la sede empuritana fue creada en tiempos apostólicos y, si hubiera sido así, si la serie de prelaturas fue interrumpida o simplemente no ha quedado constancia, desde mediados del siglo IV -como pasa en el caso de Girona- hasta  el año 516, momento en que sabemos que ciertamente ya existía.

En las actas del concilio de Elvira, el primer concilio hispánico documentado, celebrado a principios del siglo IV, no consta la asistencia del obispo d'Empúries de entre diecinueve. Hay que tener en cuenta, pero, que tampoco figuran los de Tarragona, Barcelona, Girona y Urgell, sedes que, en cambio, sabemos que ciertamente existían. Muy probablemente fuese empuritano uno de los prelados que asistieron al concilio celebrado en Tarragona el año 419, un sínodo que nos es conocido gracias al testimonio del escritor Consensio.

Justamente a partir de principios del siglo VI dC conocemos la primera mención de un obispo en Empúries. En efecto, en las actas de los concilios hispánicos, entre el de Tarragona del 516 y el XVI Concilio de Toledo del año 693, aparecen los diferentes nombres de los obispos empuritanos que acudieron a las diversas citas:

- Paulus es el primero que aparece citado en el mencionado Concilio de Tar ragona y en el de Girona, celebrado el año siguiente, el 517. En el de Tarragona, comenzado el día 6 de noviembre del 516, subscribió  el acta en segundo lugar, inmediatamente después del prelado de Tarragona (Juan) y antes que el metropolitano de Cartagena (Hector), així: “Paulus in Christi nomine episcopus Emporitanae civitatis subscripsi”. En el de Girona, el día 10 de junio, firmó en tercer lugar, después del de Tarragona (Juan) y del de Girona (Frontiniano) y antes del de Barcelona (Agriciano).

- Carontius (o Casontius), el segundo nombre, no aparece hasta el 540 con motivo de la asistencia al I Concilio de Barcelona, donde se nombra en el preámbulo “Casontius Empuritanus”. Lo reencontramos el 546 en el Concilio de Lleida. Firmó en tercer lugar, después del de Urgell (Justo) y antes del de ZaragoZa (Juan), de esta manera: “Carontius in Christi nomine episcopus his constitutionibus interfui et subscripsi”.

- Fructuoso, que después de un vacío de cuarenta y tres años sabemos que era el obispo empuritano, quien fue representado en el III Concilio de Toledo del año 589, por el arcipreste Galanus (o Gaianus). Éste firma así: “Galanus archipresbyter Emporitanae ecclesiae, agens vicem domini mei Fructuosi episcopi subscripsi”.

- Galanus, ahora ya como obispo d'Empúries, firmó los acuerdos del II Concilio de Zaragoza, celebrado el día 1 de noviembre del 592, en el úndecimo lugar. El mismo subscribió, todavía, el año 599 en el II Concilio de Barcelona, en séptimo lugar, después del de Calahorra (Mumio) y antes del de Tortosa (Froisclo): “Galanus in Christi nomine ecclesiae Emporitanae episcopus”.

No se sabe si el obispo d'Empúries asistió al concilio de Egara (Terrassa), el 614, al cual  asistieron doce obispos y dos vicarios, porque no firmaron asociados a sus sedes. En todo caso, no figura ningun Galanus, el último referente documental. Según el autor de los Fragmentos del Cronicón de Heleca, obispo de Zaragoza, un tal Esteve sería el obispo d'Empúries.

- Sisuldus es el nombre de un obispo empuritano, que no reencontramos hasta el IV Concilio de Toledo, celebrado el año 633. Firma en el lugar trece: “Sisuldus ecclesiae emporitanae episcopus subscripsi”. Aparece, también, en una sentencia dictada en el VI Concilio de Toledo, celebrado el año 638, donde firma en el octavo lugar: “Sisuldus episcopus S.S.”.

- Donumdei, el siguiente, está documentado en el VII y VIII Concilios de Toledo, celebrados respectivamente los años 646 y 653. En el primero, su firma aparece en el lugar trece: “Donum Dei sanctae ecclesiae emporitanae episcopus haec statuta definiens subscripsi”. Y en el segundo, en noveno lugar: “Donum Dei, ampuritanus episcopus”.

- Gaudila, después de un vacío de treinta años, está citado, como un obispo empuritano, en las actas del XIII Concilio de Toledo del año 683; asistió a la reunión, en representación suya, el abad Secorius, quien firma como su vicario: “Secorius abbas, agens vicem Gaudilani emporitani episcopi”. El mismo obispo Gaudila fue presente, pero, en los dos últimos concilios en los que encontramos presencia empuritana,  celebrados los dos en Toledo, el XV y el XVI, los años 688 y 693. En el primero, firmó en el lugar treinta y cinco: “Gaudila emporitanae sedis episcopus ita subscripsi”. En el segundo, en el undécimo lugar: “Gaudila emporitanae ecclesiae episcopus subscripsi”.

No sabemos si existió algún otro obispo con posterioridad al siglo VII. En todo caso, no disposem de más referencia documental y, después de la invasión de los sarracenos, Empúries dejó de ser sede episcopal.

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Si bien las evidencias textuales que poseemos son claras, las materiales no son concluyentes referente al lugar donde se situaría la sede episcopal. Si era razonable y canónico pensar que la sede del obispo estuviera en la ciutadela, es decir, en el núcleo fortificado, en este caso Sant Martí d'Empúries, que ejerceria la capitalidad, de momento no ha proporcionado restos que permitan identificar un edificio como sede episcopal d'Empúries, documentada en época visigótica (siglos VI y VII).

La situación de la catedral es, pues, desconocida y pueden hacerse diferentes suposiciones. Podría encontrarse en la Neápolis, en los alrededores de la basílica sepulcral de origen paleocristiano, quizá en el mismo lugar que la iglesia de San Salvador, la cual parece que fue el templo precedente del convento de los Servitas de la "Mare de Déu de Gràcia", donde actualmente está el museo. También se ha apuntado la posibildad de que se encontrase en la parte occidental de la ciudad romana, en la vertiente un poco escondida del mar. Pero, sin embargo, la opinión más extendida es la que supone que la iglesia parroquial de Sant Martí d'Empúries está edificada en el mismo lugar que la antigua sede, que debía emplazarse en el mismo núcleo reunido en la antigua Paleápolis.

La excavación realizada en el terreno situado al lado de tramuntana de la iglesia no ha aclarado la cuestión. Sin duda la exploración del subsuelo dentro el ámbito del templo tardogótico actual daría informaciones y hallazgos de gran interés y permitiría confirmar o desmentir esta hipótesis.

La arqueologia ha proporcionado nuevos datos, en cambio, alrededor de la iglesia de Santa Margarita. Ya se conocia, desde las intervenciones arqueológicas de la década de los años 50 del siglo pasado, la existencia de un baptisterio, que estaba en unos niveles anteriores a la edificación de la iglesia. Hoy, gracias a los últimos trabajos de excavación del año 2003, sabemos que se depositó una tumba privilegiada en un sarcófago monolítico con cubierta de doble vertiente y rematado con seis acroterios, asociada a este baptisterio. Encima de la cubierta, sobre una preparación de opus signinum, se colocó una lauda sepulcral hecha con pequeñas piezas cúbicas de mármol de diversos colores. La composición de esta lauda sigue los modelos cristianos norafricanos, lo cual permite proponer una datación en el primer cuarto del siglo V. Esta lauda está formada por un rectángulo central, rodeado de cenefas, en el centro de la cual hay una inscripción en tres línias que contenia el nombre del difunto y su cargo, seguido de una fórmula funeraria.

La transcripción del texto sería la siguiente:


 

(...................................................PV)S QVIESCET

GAVDET SPIRITVS QVE IN CRISTO LETA

TVR·PLVS MINVS VIXIT ANIS LX

 

“(....................................) obispo (?), {aquí}descansa.

Goza el espíritu que se alegra en Cristo.

Vivió más o menos sesenta años.”


 

Desgraciadamente, el nombre y el cargo del personaje masculino enterrado se estropeó  posteriormente cuando fue necesario perforar el pavimento para disponer de otras tumbas privilegiadas. Está claro que el espacio sobrante se reservó como lugar para seguir enterrando personajes principales, al lado y al amparo del primero, que durante un largo período fue el único.

Por su disposición, este epitafio se podía leer por los que accedían al baptisterio, desde el norte, donde habría el acceso principal, probablemente, desde la basílica. La existencia de un enorme complejo estructural en la zona de Santa Margarita es innegable. Una foto aérea nos permitió detectar diversas estructuras arqueológicas en  el subsuelo. Pero, de momento, sólo conocemos una mínima parte. Si el hallazgo de esta tumba pudiérase complementar con unos edificios que se identificaran como sede episcopal, podríemos pensar que nos hallamos delante de la tumba de un obispo empuritano de nombre desconocido, anterior al primero, - Paulus-, tal y como recogen los cánones conciliares de los años 516 y 517.

A pesar de todo, el debate está abierto hasta que otras pruebas más concluyentes permitan identificar con total seguridad el emplazamiento de la sede episcopal empuritana.

 

Extraído del catálogo "El cristianisme a Empúries: dels orígens a l'Església actual", conmemorando la celebración de los 500 años de nuestro templo. Autor del trebajo: Joaquim Tremoleda. 

 

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