Dice un refrán de sabiduria popular: "Haz bien y no hagas daño, que otra cosa no te hace falta”.
Aparte de intereses capciosos y egoistas, creyentes y no creyentes nos podemos poner de acuerdo en el bien que recibimos, en el bien que agradecemos y en el bien que tenemos que hacer. Todo lo que es bueno, humanament, no es extraño a la fe.
Ser sincero no es sólo expressar lo que pensamos sino, y por encima de todo, que lo que decimos responde a lo que pensamos, sentimos y vivimos. Seremos sinceros, libres, transparentes si, con confianza, buscamos la verdad y vivimos del juicio evangélico.
Lo que decimos y lo que hacemos hace expresivo como somos cristianos.
Sepamos elegir lo que procede, conviene y hace bien, y siempre queriendo. El que ama la verdad rezuma cordialidad, amabilidad, autenticidad.
Pere Domènech Feixas, a “El Full Parroquial”, Diòcesi de Girona, 02-09-2018