Yo os amo, Señor, no como quisiera:
tengo el corazón limitado, como Vos sabéis;
por vuestro sufrimiento merecería
que de amor estallara ante la cruz.
Vuestro corazón, humano y divino al mismo tiempo,
con la lanza cruel fue traspasado
y vuestro amor chorreó del pecho afuera
dejando, bien lleno de sangre, todo el costado.
No por el cielo que habéis prometido, con gozo un día,
ni por el eterno infierno, la iniquidad
que me aleja de Vos, rechazaría;
Yo os amo, Señor, por el gran combate,
que en la cruz sostenéis, con vigor,
contra la mezquindad del pecado.
Mn. Lluís Fluvià.