Hoy es Domingo, el Día del Señor

Datos del evento
Tipo: 
Celebración
Fecha: 
01/07/2018 - 12:45

DOMINGO XIII TIEMPO ORDINARIO (B)

Celebración a las 12:45 horas, cantada por los asistentes.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empuries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y cada uno de los visitantes y participantes de cualquier nacionalidad y religión.

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Lectura del Santo Evangelio según San Marcos (Mc 5, 21-43)

En aquel tiempo, cuando Jesús regresó en barca a la otra orilla, se reunió con él mucha gente, y se quedó junto al lago. Llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y, al ver a Jesús, se echó a sus pies  rogándole con insistencia: «Mi hijita se está muriendo; ven a poner tus manos sobre ella para que se cure y viva».  Jesús fue con él. Lo seguía mucha gente, que lo apretujaba. Y una mujer que padecía hemorragias desde hacía doce años, que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado toda su fortuna sin obtener ninguna mejoría, e incluso había empeorado,  al oír hablar de Jesús, se acercó a él por detrás entre la gente y le tocó el manto, pues se decía: «Con sólo tocar sus vestidos, me curo».  Inmediatamente, la fuente de las hemorragias se secó y sintió que su cuerpo estaba curado de la enfermedad.   Jesús, al sentir que había salido de él aquella fuerza, se volvió a la gente y dijo: «¿Quién me ha tocado?». Sus discípulos le contestaron: «Ves que la multitud te apretuja, ¿y dices que quién te ha tocado?». Él seguía mirando alrededor para ver a la que lo había hecho. Entonces la mujer, que sabía lo que había ocurrido en ella, se acercó asustada y temblorosa, se postró ante Jesús y le dijo toda la verdad.  Él dijo a la mujer: «Hija, tu fe te ha curado; vete en paz, libre ya de tu enfermedad».Todavía estaba hablando, cuando llegaron algunos de casa del jefe de la sinagoga diciendo: «Tu hija ha muerto. No molestes ya al maestro».  Pero Jesús, sin hacer caso de ellos, dijo al jefe de la sinagoga: «No tengas miedo; tú ten fe, y basta». Y no dejó que le acompañaran más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.  Al llegar a la casa del jefe de la sinagoga, Jesús vio el alboroto y a la gente que no dejaba de llorar y gritar.   Entró y dijo: «¿Por qué lloráis y alborotáis así? La niña no está muerta, está dormida». Y se reían de él. Jesús echó a todos fuera; se quedó sólo con los padres de la niña y los que habían ido con él, y entró donde estaba la niña. La agarró de la mano y le dijo: «Talitha kumi», que significa: «Muchacha, yo te digo: ¡Levántate!».  Inmediatamente la niña se levantó y echó a andar, pues tenía doce años.  La gente se quedó asombrada. Y Jesús les recomendó vivamente que nadie se enterara. Luego mandó que diesen de comer a la niña.