ROGUEMOS A LA VIRGEN
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, cada año empezamos un nuevo año.
En Belén y por todo el mundo todavía hay niños y familias que sobreviven en situaciones extremas, rodeados de la indiferencia de nuestros ojos que se han habituado a ver la miseria desde el comedor de casa como uno más de los entretenimientos.
Quisiera tener corazón de pastor.
Ellos se pusieron en camino y exultaron de alegría al ver que las promesas de Dios se cumplían.
Durante el año no quiero ser un espectador, quiero salir de mi zona de confort y comprobar como continuas naciendo en cualquier rincón inhóspito, como surge vida doquier, como una flor en la rendija de una roca.
Santa María, hazme el don de mirar el mundo con tus ojos y contemplar como el plan de Dios progresa, a pesar de todo.
(Extraído de la misa de la Solemnidad de la Virgen)