Del mar estrella, Madre de Dios santa,
y siempre Virgen, del cielo puerta, salve.
Pues al recibir el ave que os daba el ángel,
de Eva el nombre mudabais, paz quered darnos.
Reos, volveros libres; ciegos, la luz traednos;
haced que el mal nos deje, y todo bien obtengamos.
Madre demostradnos; que nuestros ruegos recibamos
de quien, nacido para los hombres, Hijo quiso ser vuestro.
Virgen entre las vírgenes y la más benigna,
liberados de culpa haznos buenos y castos.
Vida daznos pura, hacia el cielo guiadnos;
que Jesús, con alegría, podamos siempre ver.
Loa a Dios, el Padre, y al Cristo honor grande,
con el santo Paráclito, una a los tres la gloria. Amén.
(Traducción del himno latín: Ave maris stella)