Señor,
os encomendamos todos los que sufren,
los enfermos de nuestra comunidad.
Hemos escuchado su queja y su dolor;
sus silencios, su soledad, sus lágrimas...
nos hacen callar, nos duelen...,
pero en Vos tenemos la esperanza.
Su lucha por la vida o su desesperación
nos impulsan a reflexionar,
a descubrir el corazón de la vida...,
la necesidad de amar y ser amado.
Haced, Señor,
que, guiados por vuestro Espíritu,
nos pongamos en su camino
y, acompañando su vida,
hallemos juntos la paz y la serenidad.
Amén.
(Campaña del enfermo 2006)