Hoy es Domingo, el Día del Señor

Datos del evento
Tipo: 
Celebración
Fecha: 
30/10/2011 - 12:00

DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO 

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquiera nacionalidad y religión.

 

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COMENTARIO:

El más importante es vuestro servidor  

Con el evangelio de hoy comienza una recopilación de palabras de Jesús, muy duras, que ocupan todo el capítulo 23 de Mateo. Van dirigidas contra el judaísmo controlado por los fariseos, sentados en la cátedra de Moisés, y erigidos en intérpretes oficiales de la ley. Hay que recordar que este evangelio fue escrito pasado el año 70, una vez destruido el Templo, en el seno de una comunidad de judíos convertidos al cristianismo y fuertemente enfrentados con el grupo de judíos fariseos, refugiados principalmente en la ciudad de Yamnia, que afanaban por un judaísmo renaciente, fundamentado en la ley.

En este contexto se entienden mejor las sentencias de Jesús, como: "si no sois más justos que los escribas y los fariseos, no entraréis en el reino de los cielos" (Mt 5,20). Y dejándonos bien claro que Jesús no ha venido a anular la Ley sino a llevarla a su plenitud, nos orienta hacia el mandamiento del amor a Dios y al prójimo, como centro y culmen de nuestra fe.

Hecha esta inusual introducción, releamos de nuevo el evangelio de hoy y hagamos que las palabras de Jesús golpeen duramente contra nuestro corazón, para que aprendamos a decir sinceramente: pobres fariseos y pobres de nosotros si vivimos satisfechos bajo el paraguas del cumplimiento de la Ley, y no nos preocupamos de la justicia, ni de ser misericordiosos, o de ejercer la caridad y la compasión. Pobres de nosotros, si no hemos abierto el alma, la voluntad y la vida en la plena libertad de hijos amados de Dios.

Es cierto que nuestra condición de creyentes se mueve entre el gozo de la esperanza y el gemido de la oscuridad. Y así, vivimos como colgados en la cuerda floja, entre las propias miserias y la fe liberadora y salvadora de Jesucristo. Deseamos y nos deleitamos por la venida del Reino, todo conviviendo con la losa del pecado y la vida farisaica. Volvamos a empezar y pongámonos a servir, que es el camino que nos enseñó Jesús: ser servidores de todos, sin decir nada, calladamente.