Hoy es Domingo, el Día del Señor

Datos del evento
Tipo: 
Celebración
Fecha: 
23/01/2011 - 12:00

DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO 

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquier nacionalidad y religión.

 

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COMENTARIO:

Que la cruz de Cristo no pierda su valor

Avanzamos a tientas. Vivimos en país tenebroso. Sólo con Jesús podemos abrir los ojos a la luz de la nueva y eterna alborada. Con Él nos llega la Luz. Una alegría inmensa que llena de gozo todo el mundo. 

Pero la Luz hace falta buscarla, mirarla fijo a fijo sin miedo, atender su belleza, seguir su rastro. Es necesario abrirle el corazón y el entendimiento. En una palabra, convertirse. Nos lo dice bien claro el evangelio: "Convertíos, que el Reino del cielo está cerca".

La conversión es una liberación, como cuando uno está aprisionado y le abren la puerta que impedía salir a fuera. Para andar hacia el Reino nos tenemos que dejar liberar. Como Pedro y Andrés, como Jaime y Juan. ¡Y como tantos otros! Tenemos que dejar que Cristo haga y deshaga en nuestra vida. Hasta ser capaces de abandonar barca y padre, aunque nos cueste y que no sepamos hacerlo tan "inmediatamente" como dice el evangelio.

De hecho la liberación es trabajo de toda la vida. Porque siempre hay trastos del pasado que nos resistimos a dejar del todo. Aquí está el problema. Y por eso la claridad de Cristo no acaba de hacer retoceder enteramente la oscuridad de esta tierra. Porque nosotros, los que lo reconocemos como Salvador del mundo, no irradiamos lo suficiente la luz del testimonio. Y nos pasa como la comunidad de Corinto, que Pablo tiene que reñir.

La nueva manera de vivir según Dios que nos propone Jesús es para todo el mundo. Nos llama en todas las edades y condiciones. Nos llama en medio del trabajo. Cuando menos lo esperamos. Nos llama siempre. Para encomendarnos de difundir la Luz del Reino, a fin de que "la cruz de Cristo no pierda su valor".