Hoy es Domingo, el Día del Señor

Datos del evento
Tipo: 
Celebración
Fecha: 
17/10/2010 - 12:00

 

DOMINGO XXIX DE DURANTE EL AÑO

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquiera nacionalidad y religión.

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COMENTARIO:

Rogar desde la pobreza

Mientras Moisés se esfuerza en aguantar con los brazos alzados y san Pablo nos pide perseverar en la fe recibida, una pobre viuda no deja de suplicar y pedir justicia. Son las tres lecturas que nos reclaman a gritos de mantenernos firmes en la oración. Resistir en la fe. Persistir en la plegaria. Orar sin desfallecimiento.

La viuda del evangelio nos enseña a rogar desde la pobreza, desde la penuria, desde la indigencia. A rogar cuando más oscura sea nuestra noche. Cuando la desolación nos visite, la aridez nos invada y la sequedad nos abrase. Aunque la oración parezca imposible y nuestra vida sea pura ausencia.

Buscar a Dios desde la pobreza es entrar directamente al corazón de nuestro Padre que, aunque muy a menudo parece que se esconda en una lejanía insalvable, es a tocar de quien se deja ir con confianza. La viuda acepta la prueba sin desanimarse, sin flaquear por el cansancio ni dejar de creer en su causa, aun sabiendo que era un juez sin entrañas.

La vida del creyente es una noche de espera y esperanza, ciertamente, y por eso tiene siempre la puerta abierta a la sorpresa de Dios. Resistir en una noche inacabable con la lámpara de la fe orando, sin desfallecimiento. Con la llama intensa. Y el aceite de la fidelidad. Aunque muchas otras luces se apaguen o cedan al fuerte viento del escepticismo que nos rodea. Es en este contexto que Jesús nos hace la inquietante pregunta al final de la parábola, y que cada uno tendrá que responder. Obstinados en la fe que hemos recibido y que tenemos que transmitir, confiando en la fuerza del Espíritu Santo que nunca nos dejará, hasta llegar a la meta.