Hoy es Domingo, el Día del Señor

Datos del evento
Tipo: 
Celebración
Fecha: 
20/06/2010 - 12:00

 

DOMIGO XII DE DURANTE EL AÑO 

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.   

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquiera nacionalidad y religión.

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COMENTARIO:

¿Alguien quiere venir conmigo?

Somos obra de la gracia salvadora de Dios. Y toda nuestra vida habría de transcurrir en una sola dirección: la acción de gracias. Es decir, haciendo eucaristía. Gracias porque Dios es pura donación, regalo espléndido, don abundosísimo, misericordia infinita y magnífica gratuidad. Su salvación no es en absoluto mérito nuestro, ni ganancia nuestra, ni merecimiento o conquista de nuestro esfuerzo. Sin embargo, de la misma manera que confesamos que sin Él nunca pudríamos nada, sabemos a ciencia cierta por la fe y gracias a la fe que con Él todo lo esperamos, todo lo podemos, todo lo merecemos, todo lo obtendremos.

Ir con Él: he aquí la decisión más importante, clarividente, libre, necesaria, valerosa y definitiva de nuestra vida. Porque, de nada nos serviría saber que Jesús es el Mesías, ni que su destino es el paso por la cruz, si no tomáramos personalmente el compromiso del seguimiento.  

Jesús llama todo el mundo a seguirlo, pero da la impresión de no hacerse muchas ilusiones de ir demasiado acompañado, en su camino: "¿Si alguien quiere venir...?". Y, acto seguido, clarifica las condiciones, para advertirnos que es un camino de cruz: camino de negación de uno mismo, de abrazar la cruz, de aprender a perder la vida para salvarla.

La Cruz del seguidor de Cristo es la señal. Cargada de forma amorosa cada día. Sin hacer aspavientos ni pretender llamar la atención. Abrazada como un regalo de la voluntad de Padre. Con silencio humilde. Con conformidad jubilosa. Con la plegaria fiel y el amor que todo lo clarifica. Es el compromiso para acompañar a Jesús, aunque, de hecho, es Él quien nos acompaña.