Hoy es Domingo, el Día del Señor

Datos del evento
Tipo: 
Celebración
Fecha: 
24/01/2010 - 12:00

 

DOMINGO III DE DURANTE EL AÑO                 

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquiera nacionalidad y religión.

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COMENTARIO:

   Jesús, Palabra y Presencia

  De siempre que Dios habla a los hombres. De siempre que los hombres le han podido responder. La primera lectura es un ejemplo: Esdras lee el libro de la Ley y toda la asamblea escucha la palabra y celebra una fiesta. Eran tiempos difíciles: los israelitas, de retorno del penoso y humillante exilio, sólo encuentran ruinas. Del templo, el lugar más emblemático, ya no queda nada. Pero tienen la Ley de Dios. Y, entorno a la Palabra leída y escuchada, el pueblo vuelve a ser pueblo y la comunidad, comunidad.

  Dios, sin embargo, no tuvo bastante con romper el silencio para hablar con nosotros. Y se inventó la manera definitiva de hacerse para siempre presente entre nosotros. Y el Verbo se hizo carne de nuestra carne. Y en la sinagoga de Nazaret, la Palabra se hizo Presencia. Y desde aquel sábado el Hijo de Dios será para siempre nuestro Hoy: "Hoy se cumplen las palabras de la Escritura".

  Es magnífica la escena: Jesús se levanta a leer. Le dan el volumen de Isaías. Lo despliega. Encuentra el pasaje. Lee. Se hace silencio. Dobla el rollo. Lo entrega. Todavía más silencio. Todos los ojos fijos en él. Expectación. Rompe el silencio: "Soy la Palabra". Soy Buena Nueva para los desvalidos; libertad para los cautivos, luz para los ciegos; salvación para los oprimidos ... ¡Soy el año de gracia del Señor!

  Seguir a Jesús es una cuestión muy seria: es, ni más ni menos, que tomar la antorcha encendida para hacer brillar el Hoy de Dios en medio de los hombres. Uno compromiso personal y de Iglesia, cuerpo de Cristo, que no podemos delegar. Nos corresponde llevar la Buena Nueva, la libertad, la luz, la gracia del Señor. Eso sí, con el poder del Espíritu, como Jesús.