Cuando caiga La Sagrada Familia
"El espíritu dictatorial y empapado de autoodio del PSC le impide hacer caso a la amenaza de hundimiento"
Víctor Alexandre
Cuándo se caiga la Sagrada familia, todo el mundo se lavará las manos. Cuando se caiga la Sagrada Familia, los medios de comunicación hablarán con socarronería. Cuando se caiga la Sagrada Familia, muchos españoles sentirán una inconfesada alegría. Cuando se caiga la Sagrada Familia, Cataluña será el hazmerreír del mundo. Ojalá que eso no pase, naturalmente, pero no se puede negar que se estan haciendo esfuerzos titánicos por conseguirlo. Los hacen el ministerio español de Fomento, la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona, imponiendo el paso del TGV a 75 centímetros del templo, y los hacen los técnicos responsables del trazado y la empresa encargada de ejecutarlo. Y ahora, para acabarlo de apañar, se ha descubierto que, además del disparate que supone este proyecto, la empresa Adif ha decidido incumplir incluso las previsiones del estudio informativo. Según este estudio, los pilones habían de estar a una distancia de 1,95 metros de la fachada de Glória, la de la calle Mallorca, pero Adif los está situando a sólo 1,12 metros. Por otra parte, los arquitectos del templo han denunciado que la protección de acero que tenía que tener cada pilón para impedir el esparcimiento del hormigón en el subsuelo sólo se aplica en un tercio de cada pilón.
Los catalanes tendríamos que tomar conciencia del atentado gigantesco que el Partido Socialista, en connivencia con ICV, está llevando a cabo contra este patrimonio de la humanidad que es la Sagrada Familia. Y es que la amenaza de derrumbamiento del templo no proviene únicamente de la chapucería propia de república bananera con qué se estan ejecutando las obras, sino del proyecto mismo, ya que, cómo han denunciado Jordi Bonet, arquitecto responsable de las obras de la Sagrada Familia, así como el estudio elaborado por Oriol Riba, catedrático emérito de Geología de la Universidad de Barcelona y especialista en el subsuelo y en el freático de la ciudad, Carles Buxadé y Josep Gómez Serrano, catedráticos de estructuras, y el ingeniero Antoni Gens, la llamada "pantalla de protección" no es nada más que "un amortiguador de deformaciones sin estabilidad propia". Por otra parte, se prevé que el túnel quede a menos de un metro y medio por debajo de los cimientos de la Sagrada Familia. Cosa que equivale a dejar estos cimientos en el aire, casi como si volaran. Pero el peligro todavía es mayor si se tiene en cuenta que por debajo del templo pasan dos torrentes y que, cómo denuncia el estudio mencionado, "una intervención rápida y agresiva en el subsuelo –como la que se ejerciría durante los 28 meses de construcción del túnel- podría generar consecuencias definitivas".
El Partido Socialista, sin embargo, no hace caso. El espíritu dictatorial y empapado de autoodio con que este partido gobierna Cataluña se lo impide. Por eso le resbalan los estudios, las alegaciones, las denuncias y la oposición de un centenar de catedráticos y profesores de arquitectura e ingeniería de universidades de todas partes del mundo contra la barbaridad que está cometiendo, y por eso también se muestra indiferente delante del estudio que advierte del peligro de que "el vacío provocado por la galería acentúe la presión ejercida por los campanarios, hecho que podría mover las arenas sobre las cuales se aguantan y producir consecuencias ruinosas", ya que "cualquier cosa que pasara en el interior del túnel podría comportar roturas, arrastrar el agua, causar un movimiento de arenas y hundir la estructura del templo".
¿Y por qué el Partido Socialista continúa adelante con este trazado, en lugar de optar por el trazado del litoral o por el corredor del Vallés? Pues porque hacer pasar el TGV por debajo de la Sagrada Familia no es una decisión técnica, es una decisión que responde a intereses políticos y económicos. Eso significa que sólo nosotros podemos detener esta barbaridad. Nosotros ... y algún partido político que, además de decir que defiende los intereses nacionales de Cataluña, tenga ganas de demostrarlo.