DOMINGO III DE PASCUA

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquier nacionalidad y religión.

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COMENTARIO:

De la conversión al testimonio

Siempre es tiempo de conversión y nunca estamos convertidos del todo. La Pascua no es una excepción. Nos lo dice la primera lectura: el día del Pentecostés, en medio de la calle, Pedro hace el primer sermón para anunciar Jesús y su misterio pascual, e invita a todo el mundo a la conversión. A girar la mirada del corazón hacia el resucitado. A creer en él y en su salvación.

Acto seguido, el mismo texto nos informa de que, gracias al testimonio de Pedro, se convirtieron unas tres mil personas. Y he aquí otra palabra que tenemos que retener: ser testigo.

Tanto la conversión como el testimonio son obra del Espíritu Santo y no nuestra, son frutos pascuales y no obra de los hombres. Si bien es cierto que el Espíritu no puede hacer nada si no le abrimos las puertas. Si no dejamos que su viento poderoso nos envuelva y su fuego achicharrante inflame nuestro ser.

Si la conversión es verdadera, el testimonio es la consecuencia más evidente. Lo vemos en los discípulos de Emaús. Perdidos en el camino de la tristeza y de la huida, son cazados por el Resucitado, vestido de forastero. Tenían los ojos como empañados por la desilusión y el entendimiento incapacitado para abrirse al misterio de la cruz y para captar el significado de los acontecimientos que habían perturbado su espíritu. Menos mal que todavía guardaban en su corazón el gesto de Jesús y su recuerdo, que hizo que se les abrieran los ojos y lo reconocieran cuando en la mesa los partió el pan. Fue al volver a verlo que se convirtió su corazón, y en el mismo instante sus pies se volvieron misioneros y corrieron a anunciar lo que habían visto y sentido para dar testimonio.

También a nosotros se nos hace presente el misterio de Jesucristo Resucitado cuando nos adentramos en las Escrituras y partimos el pan. Es, pues, la hora de tener puesta en Dios la fe y la esperanza, para avanzar con decisión por el propio camino de Emaús hacia la experiencia nueva de conversión pascual.

Lluc Pujolar Suria, de Figueres.

¡ La enhorabuena a sus padres Pau y Montse y familiares !