AQUÍ EN SANT MARTÍ D'EMPÚRIES, 

HOY, NO HAY CELEBRACIÓN  

  En la montaña santa                                                                                                      

  El salmista dice que el Señor tiene el palacio, los catalanes también tenemos la Madre. Y una comunidad de seguidores de Jesús que, como los apóstoles, hacen plegaria asidua en los pies de María de Montserrat. "¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo!" Qué plegaria tan excelsa la de san Pablo a los cristianos de Éfeso y que, hoy, especialmente, la hacemos muy nuestra todos los que "tenemos puesta en Cristo nuestra esperanza". Es un buen día para rejuvenecer nuestra fe, para que llegue a la perfección y esté viva, esperanzada y llena de caridad. Y, en manos del Espíritu Santo, se haga luz para el andar de muchos.

  El evangelio nos invita a la acción. Es la consecuencia de haber escuchado la Palabra, el paso necesario del creer al actuar, de poner a los servicio de los hermanos la gracia recibida de Dios, de estar disponibles al impulso del Espíritu Santo que nos mueve a actuar con amor fraterno, paso ligero y corazón alegre, como la Virgen de Nazaret. ¡Es tan necesario que brille entre nosotros la luz del espíritu de servicio, el deseo de ser útiles y acompañar los más necesitados! ¡Es tan imprescindible comunicar alegría y gozo y bendición en nuestros encuentros con los hermanos!

  Nos ayuda siempre María: su mirada contemplativa nos acaricia. Es la mirada de la madre que penetra la superficie hasta el más profundo. Es la que sabe ver a cada persona en su esencia, pasando por las circunstancias, las situaciones, las causas, el tiempo y las necesidades. Y al oído nos sabe decir: "Haced todo lo que él os diga" (Jn 2,5).

  En este día señalado de la fiesta de la Patrona de Cataluña pidamos para nuestro pueblo la comunión de fe, tan arraigada en su tradición, y la compañía espiritual de todos los que buscan a Jesús y desean unirse en comunión de vida con Él.