DOMINGO IV DE ADVIENTO 

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Durante la Eucaristía se hará la celebración comunitaria del perdón, de este tiempo de Adviento, para recibir con el corazón limpio al Mesías, Dios hecho Hombre.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquiera nacionalidad y religión.

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COMENTARIO:

Obediencia a la voluntad de Padre

  Bien cerca de Navidad, el autor de la carta a los Hebreos nos presenta Cristo sacerdote. Así, cuando lo contemplamos nato en el pesebre, sabremos entender mejor el sentido de su venida y de su ofrecimiento: Dios mío, vengo a hacer vuestra voluntad. El pecado, obstáculo para la comunión de los hombres con Dios, no podía ser vencido ni por las oblaciones ni por los holocaustos y sacrificios de la antigua alianza. Sólo la obediencia de Cristo a la voluntad del Padre y la oblación de su cuerpo, hecha de una vez por todas, nos han llevado definitivamente la santificación. Con Jesucristo Dios ha penetrado la humanidad y la humanidad ha irrumpido la divinidad. ¡La obediencia, íntegra, libre, filial, amorosa y consciente de Jesucristo al Padre ha estado la misteriosa clave que nos permite, a todos los hombres y mujeres de la historia, levantar la cabeza a Dios y decirle de verdad, Padre!
  A este Cristo que viene para hacer la voluntad divina, en el evangelio de hoy, ya lo encontramos andando decididamente con María. Va a su primer encuentro con los hombres necesitados. Y saltará de gozo, en el seno de la Virgen, al ver la obra de Dios, que hace posible aquello que parecía imposible. Después, serán muchos los caminos que llenarán de polvo sus pies, obedientes y libres, para llevar la Buena Nueva a los pobres.
  Y, será así, haciendo camino entre los hombres, que nosotros encontraremos el sentido de la misión de la Iglesia. Llevándoles a Cristo. Para que entre en sus casas. Para que hombres y mujeres podamos saltar de gozo y glorificar al Señor al "creer" sus obras.
  Con la Navidad a tocar, hoy hemos de aprender a decir: ¡Dios mío, qué gozo hacer vuestra voluntad!