Solemnidad de la Asunción de la Madre de Dios

Event information
Class: 
Celebration
Date: 
15/08/2011 - 12:00

LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARIA

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquiera nacionalidad y religión.

 

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COMENTARIO:

¡ Felicidades, Madre de Dios !

Celebramos la Asunción de María, la subida gloriosa al cielo en cuerpo y alma de la Virgen. Una fiesta entrañable en nuestras tierras, en el corazón del verano, de las vacaciones de mucha gente, el día de la fiesta mayor de un número considerable de pueblos y ciudades, el día que tantas mujeres celebran su onomástica.

La fe nos dice que en la Virgen de Nazaret se ha cumplido lo que un día será la condición de todos nosotros: resucitaremos como Cristo y en Cristo. La Virgen, pues, es, con toda su fuerza, "imagen escatológica de la Iglesia peregrina" y expresa el anhelo de todos los creyentes que tienen abierta a Dios su alma.

Por todo ello, hoy es principalmente un día de acción de gracias. Un día para cantar la infinita bondad del Señor que, en su inmensa misericordia, ha querido ensalzar María, una de las nuestras, para irradiarnos con su luz, llena de belleza y verdad.

Algunos Padres griegos parecen evocar ya el dogma moderno: "María, primicias, que no está mezclada con toda la masa corrompida", escribe el obispo Andrés de Creta, hacia el año 730. Y para alrededores del 740, Juan Damasceno, nos transmite una interesante afirmación sobre la Dormición de María: "¿Como la corrupción podría apoderarse de este cuerpo que recibió la Vida? Nada de esto puede convenir a esta alma y a este cuerpo que llevaron Dios ".

¡Como nos conviene a los seguidores de Jesús de fijar nuestros ojos en María! Una mirada profunda a la Virgen para que nos haga tener en Cristo una fe más vigorosa, una esperanza más firme y un amor más grande y robustecido. Una mirada que no nos distrae de mirar a su Hijo, sino al contrario, que nos ayuda a contemplar más intensamente los misterios del Verbo encarnado y Príncipe de la Gracia.