Tenemos necesidades materiales y del espíritu, y también psicológicas, sociales y de trascendencia. El Evangelio tiene una propuesta globalizante para la vida: Jesucristo. Podemos comportarla por una experiencia de fe. El es -para nosotros- el sentido para desplegarnos en la vida.

Buena pregunta de los discípulos: "¿Qué tenemos que hacer para obrar como Dios quiere?". Buena respuesta de Jesús: "Lo que Dios quiere es que creáis en aquel que él ha enviado". Lo remacha haciendo patente el fundamento: "Yo soy el pan que da vida".

Nosotros buscamos un sentido a la vida, y el Evangelio nos ayuda a descubrir que sólo lo encontraremos si hacemos la voluntad de Dios, y esta voluntad sublime es expresiva en Jesús. Él es el camino que seguimos, Él es la Eucaristía que nos alimenta y nos vivifica.

El compartimiento coral ayuda a muchas personas con “hambre” y “sedientos”.

Angel Caldas Bosch, en "La Hoja Parroquial", Diócesis de Girona, 05-08-2018