CAZAR MONOS
La codicia es sinónimo de "ambición" o "afán excesivo". Es el afán por desear más de lo que se tiene, la ambición por querer más de lo conseguido. Por eso no tiene importancia lo que hacemos o tengamos; la codicia nunca se detiene.
Los cazadores de monos han inventado un método genial e infalible para capturar estos animales. Una vez descubierto el lugar donde suelen juntarse, entierran en el suelo unas vasijas de cuello largo y estrecho y lo recubren con tierra, dejando sólo la embocadura al raso de la hierba. Después meten en las vasijas unos puñados de arroz y algún fruto que gustan a los monos.
Cuando se retiran los cazadores, los monos se acercan a las trampas preparadas. Como son curiosos por naturaleza, examinan las vasijas y, cuando se dan cuenta de las golosinas que hay dentro, introducen sus manos cogiendo un buen puñado de comida, cuanto mayor mejor. Pero el cuello de las vasijas es muy estrecho. La mano vacía entra fácilmente, pero cuando está llena no puede salir. En este momento salen los cazadores y los capturan fácilmente, porque, aunque se resisten mucho, no quieren abrir la mano y abandonar lo que han cogido.
La codicia les ha perdido!
Por incoherente y absurdo que pueda parecer, cuanto más progreso económico desarrolla una sociedad, más infelices acostumbramos a ser sus componentes. De ahí viene que los países más ricos del mundo suelen tener una tasa de suicidios más numerosa. En el mundo, se calcula que un millón de personas se suicidan cada año. Y al menos unos quince millones lo intentan sin conseguirlo. Olvidando la incómoda verdad que se esconde detrás de estas cifras, y a pesar de ello, muchísimas naciones están adoptando las creencias y los falsos valores que promueve el estilo de vida materialista y consumista y, al mismo tiempo, deshumanizador que, desgraciadamente, va ganando terreno entre nosotros.
El codicioso no tiene ningún límite moral ni legal para conseguir lo que quiere. Si hay que perjudicar físicamente o moralmente a alguien lo hará sin ningún remordimiento.