Hoy es Domingo, el Día del Señoor

Datos del evento
Tipo: 
Celebración
Fecha: 
06/02/2011 - 12:00

DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquier nacionalidad y religión.

 

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COMENTARIO:

Con la luz de la cruz de Cristo

El tema de la luz, tan insistente en los últimos pasados domingos, vuelve a predominar en la liturgia de hoy. Es tema bíblico por excelencia.

El mismo Jesús se nos presenta como "la luz del mundo". Y sus discípulos tendrán que sobresalir en obras buenas, que hagan resplandecer la luz de Cristo delante de los ojos de los hombres, para que todo el mundo que los vea dé gloria al Padre del cielo.

Las obras buenas recomendadas por el profeta Isaías con capacidad de dar luz propia, apuntan todas ellas hacia la caridad y su ejercicio compuerta la inmediata respuesta del Señor.

En el evangelio, con la palabra "vosotros", queda muy claro que es en los seguidores de Jesús en quienes recae el encargo de dar buena luz. O dicho de otra manera, de ser la sal que da gusto al mensaje cristiano, o que hace que la vida no se nos estropee, o que las relaciones entre los hombres no se conviertan en una tortura. Tenemos la responsabilidad. Y el gran honor de hacer presente la obra de Jesús.

Pero no tenemos que olvidar nunca que es de Él, para Él y en Él que recibimos la luz y la salobridad. Que nosotros sólo somos mensajeros, o dicho de otra manera: misioneros de una Iglesia misionera que siempre tiene que evangelizar, contando sólo con el poder de Dios.

¡Que bellas son las palabras de Pablo al hablar de la cruz de Cristo! Su declaración al presentarse con toda humildad y sin ningún prestigio ni elocuencia, "débil, amedrentado y temblón", le hacen verdadero apóstol, ya que ha comprendido que para ser heraldo del evangelio de Jesús, ni los argumentos brillantes ni la sabiduría de los hombres no valen para nada.

Sólo con el poder de Dios y el viento impetuoso de su Espíritu, sólo.