Domingo, Agosto 14 2011

Esdeveniment
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Hoy es Domingo, el Día del Señor

Datos del evento
Tipo: 
Celebración
Fecha: 
14/08/2011 - 12:00

DOMINGO XX DEL TIEMPO ORDINARIO 

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquiera nacionalidad y religión.

 

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COMENTARIO:

Señor, ten piedad de mi

Jesús se retiró, dice el evangelio de hoy. Para rezar? Para descansar?  Para encontrarse a solas con sus discípulos? Para dejarse sorprender por la fe de una cananea? No lo sabemos.  El caso es que traspasó la frontera de Palestina y entró en territorio pagano. Allí, una madre que tenía la hija enferma le salió al paso. Una extranjera con una fe tan grande que Jesús se maravilló, y le dijo: Mujer, qué fe que tienes!

Antes, sin embargo, Jesús jugó al regateo y la puso a prueba ante sus discípulos, con unas palabras tan duras que, si no fuera que conocemos a Jesús y como quería todo el mundo, nos escandalizaríamos en oírlas. Los discípulos remachan el clavo, y lejos de dejarse conmover por la oración tan hermosa y sencilla de aquella madre: Señor, ten piedad de mí ..., aconsejan al Maestro que la eche. ¡Horroriza la dureza de corazón en los seguidores de Cristo!

Finalmente, el hallazgo se transforma en catequesis. Una lección para los discípulos y toque de atención a nuestras discriminaciones, sectarismos, intransigencias. Y, sobre todo, una llamada a revisar nuestra anémica y escasa fe.

Si porque nos consideramos superiores no queremos aceptar el extranjero, el diferente, el que piensa distinto, el que no hace lo que hacemos nosotros o como lo hacemos nosotros, nuestra conducta no es digna de los seguidores de Jesús de Nazaret, que es benévolo y humilde de corazón (Mt 11,29).

Por otra parte, nuestra fe nos debe comprometer a amar más y mejor a todos, y nos debe llevar a sentir el celo ardiente y activo de Pablo, para acercar muchos hermanos nuestros a Jesús, para que lo conozcan y amen, para que experimenten su salvación y misericordia, para que abracen su evangelio con gozo y esperanza, y no seamos sordos a la llamada de Dios, para que ellos y nosotros nos hagamos dignos de haber dado el paso de muerte a vida.