DOMINGO I DE CUARESMA

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquier nacionalidad y religión.

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COMENTARIO:

Quiero hacer vuestra voluntad

Es bueno de recordar, al inicio de la Cuaresma que, desde sus primeros pasos sobre la tierra, el hombre ha sido tentado de emprender un camino diferente del proyectado por Dios. Y, al hacer su camino, inauguró una historia muy diferente de la que había proyectado el Creador.

Jesús, verdadero hombre, también tuvo que rebotar una y otra vez con esta misma piedra tentadora y no quiso en absoluto esquivar ninguno de sus quebraderos. Sus tentaciones que hoy nos presenta el evangelio son paradigmáticas y nos quieren hacer entender muchas cosas al mismo tiempo: que nuestra misión en esta tierra va mucho más allá del bienestar material; que nuestra fe en Dios exige una relación de amor verdadero; que nuestra confianza en él, y sólo en él, tiene que ser absoluta y sujeta. Dicho de otra manera: cuántas veces no ponemos todo nuestro corazón en las cosas materiales, o hacemos ostentación de una fe idólatra basada en una caricatura de un Dios hecho a nuestra medida, o intentamos hacer compatible el Dios verdadero con nuestros ídolos que toman formas de dinero, posesiones, honores y poder, que ocupan todo nuestro corazón y nuestra vida, hasta hacernos esclavos de todo aquello que es relativo y pasajero, cogiendo a nuestro Señor el corazón de su criatura, llenándolo de vacío y de muerte.

Hacía falta que viniera Jesús para enseñarnos que Dios es nuestro Padre y hacer su voluntad es andar de nuevo hacia el "paraíso". Hacía falta que viniera a enderezar nuestra desobediencia. Hacía falta que viniera para hacer brotar la superabundante fuente de la gracia de Dios. Hacía falta que viniera para comunicarnos el don generoso que nos hace justos y nos devuelve la vida.

Gracias a Jesús ahora sabemos que el hombre de Dios ya no vive sólo de pan: vive de toda palabra que sale de la boca de Dios. Y aprender a escucharlo para hacer su voluntad es devolver a la tierra el jardín que de siempre ha querido plantar el Creador, donde se cultivan todo tipo de frutos de santidad.