« anterior | Domingo, Diciembre 11 2011 | siguiente » |
---|
Key 1
Hoy es Domingo, el Día del SeñorDOMINGO III DE ADVIENTO Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano. Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa. La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquiera nacionalidad y religión.
* * * * * COMENTARIO: Portadores de alegría Sólo soy una voz, dijo Juan a quienes le preguntaban. Una voz es mucho si se pone al servicio de Dios y, verdaderamente, es apoyada y respaldada por las obras. La voz es el instrumento que utiliza el buen Dios para llamar puertas y corazones y hablarnos en el silencio de nuestros desiertos. Y esa voz puede ser la tuya si la pones al servicio del Espíritu Santo y dejas que él la module. Si aceptas ser su instrumento, sólo eso. Y, con confianza, dejas que sus manos hagan y deshagan libremente. Lo malo es cuando la voz no es la de Él sino la nuestra. Cuando nosotros queremos poner cucharada. Hacer ver que sabemos. Decir la nuestra. Y utilizamos púlpitos y cátedras y llenamos páginas y páginas de nuestras razones sabias y razonables, llenas de razón. Entonces la voz resuena como platillos que tintinean, con un sonido tan vacío y estridente como inútil. Ser voz de Dios pide, ante todo, oración y oído atento. No en vano Juan estaba en el desierto, el lugar más claro y diáfano para escuchar al Señor y ser altavoz. En segundo lugar, dejarnos cambiar el corazón, aunque sea doloroso. No hay que olvidar que esto es cosa de tiempo, de toda una vida, claro, y hay que ser pacientes, que la paciencia es la primera voz que da testimonio. Y aún hay otra voz bastante importante: Vivir siempre alegres! Contentos a pesar de los trances, el mal y el dolor, porque el amor de Dios es inmensamente más fuerte y los ha vencido. Y el corazón que este amor experimenta se vuelve una fiesta. Una fiesta de Dios que es la fuente de la verdadera alegría. Preparémonos con esmero para vivir el misterio de la Encarnación del Verbo, la Palabra de Dios hecha carne. Que con los ojos de la fe podamos ver en Jesús, el hijo de María, como la divinidad y la humanidad se han abrazado para siempre y esta unión nos permite levantar los ojos al Dios de la alegría y ser portadores , para que quienes nos rodean puedan descubrir el amor que Dios nos tiene y hacer caso al Espíritu. |