Domingo, Noviembre 20 2011

Esdeveniment
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Hoy es Domingo, el Día del Señor

Datos del evento
Tipo: 
Celebración
Fecha: 
20/11/2011 - 12:00

SOLEMNIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO 

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquiera nacionalidad y religión.

 

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COMENTARIO:

A mí me lo hicisteis

Jesús se identifica con los más pequeños: "Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, conmigo lo hicisteis". Los pequeños son los que lo pasan mal, los que no tienen lo que necesitan, los que se ven arrinconados, despreciados, olvidados o rechazados. Son los pequeños de este mundo, los que no cuentan. Jesús se pone en su sitio y espera tu auxilio.

Conociendo Jesús, no debe sorprendernos. Además, ya nos lo había dicho en otra ocasión hablando de ellos: "El que os recibe a vosotros, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, acoge al que me envió" (Mt 10, 40), es decir, el Padre. He aquí, pues, el verdadero final de esta misteriosa identificación: El Padre!

Y no olvidemos nunca que ese Jesús que se pone en el lugar de los hermanos más pequeños de este mundo es el Hijo del hombre, que vendrá acompañado de sus ángeles, y es también el Rey que se sentará en su trono para juzgarnos. De la seva boca tenim la confiança d'escoltar un dia les paraules més crucials i belles de tota la nostra història: “Veniu, beneïts del meu Pare!” De su boca tenemos la confianza de escuchar un día las palabras más cruciales y bellas de toda nuestra historia: "Venid, benditos de mi Padre!"

Nuestra fe cristiana es un verdadero dinamismo de amor que de la eternidad en la historia, para devolver de nuevo a la eternidad: el Padre, por amor, nos envía a su Hijo para hacerse hombre, y lo hace sólo porque nos ama; acogerlo es instalarse dentro de este mismo ámbito amoroso para identificarse con los más pequeños, alargándoles la mano con pan y agua, abriéndoles la puerta de su casa, vistiéndolos y curándolos, visitándolos y consolándolos. Y estas pequeñas cosas regaladas con amor, es el mismo Jesús quien las recibe, y también quien las da a través nuestro. Así continúa entre nosotros la obra redentora del Hijo, que vive para siempre en la divinidad del Padre.

¡Magnífico final para terminar el año litúrgico! Estimulados por la experiencia de ir descubriendo Jesucristo en el rostro de los hermanos más pequeños, con el deleite de imitar su caridad y, con la fuerza del Espíritu que, calladamente, prepara la venida de su Reino.