DOMINGO XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO 

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquiera nacionalidad y religión.

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COMENTARIO:

Hay que dar frutos

El canto de la viña, en la primera lectura, es la historia de un amor traicionado. El dueño la quería de verdad y por eso la llenó de todo tipo de atenciones y delicadezas. La viña, sin embargo, no correspondió. Sus frutos agrios y malos ultrajaron el propietario. ¿Qué debe hacer?, nos pregunta, a fin de implicarnos en el juicio. Y cuando nuestra indignación es más intensa, entonces nos hace ver que somos nosotros mismos esta viña trabajada con amor y cuidado por nuestro Señor.

Inspirado en Isaías, Jesús transforma el poema en parábola, para sintetizar la historia de Israel, hasta la venida de Cristo, legítimo hijo del propietario de la viña. Su muerte en cruz está prefigurada. Y "los sacerdotes y ancianos del pueblo" si pudieron ver bien implicados.  Pero iríamos errados si no pensáramos que la alegoría es toda una lección, actual y diáfana, para nosotros, cristianos del siglo XXI.

La viña del Señor es la Iglesia y todos nosotros, los fieles, somos los trabajadores. Nos corresponde, pues, esforzarnos día a día, amorosamente y sin desánimo. Con todo la mención, porque la tierra dé los mejores frutos para el buen Amo. Servir al Señor en la Iglesia de Cristo, he aquí la trascendente misión encomendada. Servir a la Iglesia y no servirse de ella. Porque la denuncia que con más gravedad Jesús amplifica es la de los trabajadores que quieren apropiarse de la viña.

Los trabajadores tenemos que saber muy claro cuál es nuestra misión y que espera el Amo de nosotros: ¡darle buenos frutos!  ¡Frutos para Él! Y los frutos que más le gustan son aquellos que llevan el sabor del buen servicio a sus hijos, los hombres. Servir a los hermanos sin aspavientos, con constancia, silenciosamente y de buen corazón, en "todo lo que es verdad, respetable, justo, limpio, amable, de buena reputación, virtuoso y digno de elogio", como nos encomienda San Pablo. Teniendo el corazón y el pensamiento puesto en Jesucristo, el fiel servidor de frutos deliciosos.

Jorgina Colomé Corominas, de Girona.

¡ La enhorabuena a toda la familia !