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Key 1
Hoy es Domingo, el Día del SeñorDOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano. Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa. La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquiera nacionalidad y religión.
* * * * * COMENTARIO: Dos mandamientos y un solo amor Nuevamente Jesús es puesto a prueba. Hoy el interlocutor es un maestro de la Ley, acostumbrado a recitar de memoria cientos y cientos de preceptos y prescripciones, rigurosamente ordenados, meticulosamente clasificados, metódicamente catalogados, sistematizados y numerados. Releyendo una y otra vez el texto evangélico, me parece ver y descubrir, en la respuesta de Jesús, la serenidad de sus ojos penetrantes que me miran, fijamente, corazón adentro. Como si sus palabras fueran dichas en estos momentos, por primera vez, para mí, para ti: ¡ama al Señor, tu Dios ... ¡ama a los hermanos! ¡Con toda el alma! Amor a Dios y amor al prójimo, dos mandamientos, los primeros, los más grandes, los únicos necesarios, y un solo amor, imposible de separar. Todos los demás mandamientos se cumplen con profusión si guardas tu corazón fiel al amor de Dios, amando con todas tus fuerzas a sus hijos, los hombres. Ahora sabemos que en la medida en que amamos a los demás nuestro amor a Dios es verdadero, y que el amor al prójimo es la medida de nuestra fe. San Pablo nos lo dice expresamente: "sólo cuenta la fe que actúa por el amor" (Ga 5,6). El amor, pues, es la cumbre de nuestra vida. Y Dios la cumbre del amor. Así, cuando amamos con obras y de verdad a nuestros hermanos es porque hemos abierto la puerta salvadora en el amor de Dios comunicado a los hombres, gracias a la acción del Espíritu Santo que nos ha sido dado. Y así seguimos el camino de Jesucristo, que se abre paso hacia su Reino. El amor a Dios debe ser un amor en acción, un amor lleno de obras de caridad hacia sus hijos. La carta de Santiago nos lo pide: "Poned en práctica la Palabra y no os limiteis a escucharla" (St 1,22). Y san Juan es aún más contundente: "Si alguno dice: yo amo a Dios, pero no ama a su hermano, es un mentiroso" (1Jn 4,20). Así, pues, "Ahora que habéis entendido todo esto, seréis felices si lo practicáis" (Jn 13,17).
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