Martes, Enero 18 2011

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Por la unidad de los cristianos

Datos del evento
Tipo: 
Otros
Fecha: 
18/01/2011 - 00:00

 Hoy empieza el octavario de plegaria por la unidad de los cristianos
 

El llamamiento de este año llega desde la Iglesia madre de Jerusalén

 

Hace dos mil años, durante los días del Pentecostés, los primeros discípulos de Cristo reunidos en Jerusalén, reunidos en la unidad del cuerpo de Cristo, hicieron la experiencia de la efusión del Espíritu Santo. Los cristianos de siempre y de todo el mundo, conjuntamente llamados a proclamar a Jesucristo Señor y Salvador, han visto en este acontecimiento el origen de su comunidad de fieles.

La Iglesia primitiva de Jerusalén pasó muchas dificultades, externas e internas; sus miembros, sin embargo, perseveraron en la comunión fraterna, la fracción del pan y la plegaria.

No es difícil de constatar que la situación de los primeros cristianos de la Ciudad Santa es poco más o menos igual a la de la Iglesia de hoy en Jerusalén. Esta comunidad hace la experiencia de muchas alegrías y sufrimientos de aquella Iglesia primitiva: injusticias, desigualdades y divisiones, con voluntad de ser fiel, sin embargo, a la mayor unidad posible entre cristianos.

Actualmente las Iglesias en Jerusalén nos recuerdan qué quiere decir luchar por la unidad con dificultades. Nos muestran que el llamamiento por la unidad puede ir más allá de las palabras y orientarnos verdaderamente hacia el futuro que anticipa sobre la tierra la Jerusalén celeste contribuyendo a construirla.

El llamamiento a la unidad llega este año a las Iglesias de todo el mundo desde Jerusalén, la Iglesia madre. Conscientes de las propias divisiones y de la necesidad de hacer ellas mismas más por la unidad del Cuerpo de Cristo, las Iglesias de Jerusalén invitan a los cristianos a redescubrir los valores que sostenían la unidad de la primera comunidad cristiana de Jerusalén, constante a escuchar la enseñanza de los apóstoles, a la comunión fraterna, a la fracción del pan y a la plegaria. He aquí el reto que tenemos.


Cuatro elementos de unidad

Las plegarias para la unidad cristiana han sido preparadas por los cristianos de Jerusalén, los cuales han escogido el tema Ac 2,42: Todos eran constantes a escuchar la enseñanza de los apóstoles y a vivir en comunión fraterna, a partir el pan y a asistir a la plegaria. Este tema nos recuerda los origens de la primera Iglesia de Jerusalén; es un llamamiento a la reflexión y a la renovación, al retorno en los fundamentos de la fe; una invitación a hacer memoria de la Iglesia indivisa. Comporta cuatro elementos, es decir, cuatro rasgos distintivos de la comunidad cristiana primitiva, esenciales para la vida de toda comunidad cristiana. 1) La Palabra ha sido transmitida por los apóstoles. 2) La primera comunidad creyente que se reunía era una comunidad fraterna (koinonia). 3) Celebraba la Eucaristía ("la fracción del pan") en memoria de la Nueva Alianza que Jesús cumplía a través de sus sufrimientos, su muerte y su resurrección. 4) Era la ofrenda de una plegaria continuada. Estos cuatro elementos son los pilares de la vida de la Iglesia y de su unidad.

La comunidad cristiana de Tierra Santa subraya estos elementos fundamentales y ruega a Dios por la unidad y la verdad de la Iglesia extendida por todo el mundo. Los cristianos de Jerusalén invitan a sus hermanas y sus hermanos de todo el mundo a unirse a su plegaria en la lucha por la justicia, la paz y la prosperidad de todos los pueblos de la tierra.

 

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Plegaria por la unidad

 

O Dios, Padre de todos y cada uno de nosotros,

Tú nos pides a todos hacer llegar

vuestro amor donde los pobres son humillados,

vuestra alegría donde el pueblo está abatido,

vuestra reconciliación donde los hombres están divididos:

el padre con el hijo,

la madre con la hija,

el marido con la mujer,

el creyente con el que no puede creer,

el cristiano con su hermano cristiano no amado.


Tú nos abres el camino

para que el cuerpo herido de Jesucristo, vuestra Iglesia,

sea levadura de comunión para los pobres de esta tierra

y para toda la familia humana.

 

                                                                      Madre Teresa de Calcuta y Hermano Roger de Taizé