Domingo, Abril 3 2011

Esdeveniment
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Hoy es Domingo, el Día del Señor

Datos del evento
Tipo: 
Celebración
Fecha: 
03/04/2011 - 12:00

DOMINGO IV DE CUARESMA 

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquier nacionalidad y religión.

 

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COMENTARIO:

Si quieres, Cristo te iluminará

El encuentro de Jesús con el ciego de nacimiento nos ayuda a descubrir las diversas etapas para llegar a la fe. Por eso, será bueno de hacer a solas dos o tres lecturas, con calma, para captar y exprimir todo su contenido catequético.

Hace falta notar el contraste entre un ciego que ve aquello que es esencial, con los videntes que la ceguera les impide ver lo más necesario. I si la luz de Cristo puede penetrar el corazón de todo aquél que anhela la luz, ni siquiera un milagro puede cuidar la obstinación de los que ya ven lo suficiente.

¡Y como queda de claro en la primera lectura que la mirada de Dios no es como la mirada de los hombres! ¡Sólo la de Dios explora el fondo del corazón! La nuestra, sin embargo, vuela por las ramas de las apariencias. ¡Y confundimos apariencia con verdad! Y hacemos juicios y valoraciones que publicamos a sonido de bombo y platillos con la etiqueta de certezas infalibles, seguros de poseer la verdad.

Lo primero que nos hace falta es reconocer nuestra ceguera y pedir a Jesús que se compadezca de nosotros, para que pueda llenar de luz nuestra oscuridad. Él que pasa cada día por el lado nuestro para abrirnos los ojos a la fe, para tocarnos y lavarnos con su sangre preciosa, porque ésta es su misión y por eso ha venido a este mundo, dejemos que nos cuide para experimentar el gozo de poderlo ver y creer y hacer camino con él y escuchar las palabras de vida que salen de sus labios, para ser alimento de vida de eternidad.

Y si vivimos con el Señor somos de la luz. Y en nosotros todo el mundo tiene que ver los frutos de todo tipo de bondad, de justícia y de verdad. Y tenemos que llevar una vida que guste al Señor. Qué responsabilidad tan grande que nos confía: ¡reflejar su luz! Y que su Iglesia continúe el misterio de su encarnación, y conduzca a la luz de la fe toda la humanidad.