Domingo, Abril 10 2011

Esdeveniment
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Hoy es Domingo, el Día del Señor

Datos del evento
Tipo: 
Celebración
Fecha: 
10/04/2011 - 12:00

DOMINGO V DE CUARESMA 

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquier nacionalidad y religión.

 

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COMENTARIO:

¡ Señor, llámanos a la Vida !

Las poderosas palabras de Jesús, "Yo soy la resurrección y la vida" resuenan por encima de todo en el conmovedor relato del evangelio de hoy. Estamos ya muy cerca de la semana santa y necesitamos saber que, cuando Cristo cuelgue de la cruz, en ella encontrará guardada la semilla santa de la nueva vida y la raíz más honda de la resurrección. Y nuestra fe nos dice que, desde el mismo momento que la abrazó, el más aterrador de los instrumentos de muerte se transformó en frondoso árbol de vida.

También necesitamos saber que todos los que creemos en él hemos sido injertados en la misma raíz y llevamos la misma semilla de vida eterna. Y muriendo con él, con él también resucitaremos a la Vida para siempre. He aquí nuestro camino de creyentes y la orientación de nuestra existencia.

Y qué bien que nos lo hace entender la carta de Pablo a los romanos: el Espíritu de Cristo es nuestra vida. Para que ya desde ahora, gracias al Espíritu que habita en nuestro interior, nuestra muerte ha sido vencida y también el pecado que nos tenía prisioneros.

La resurrección es un regalo que el Espíritu nos hace cada día. No pasa nada que nuestro cuerpo se deteriore, que enferme y que las fuerzas nos falten a medida que vamos envejeciendo. Hasta el día que entregaremos la vida a nuestro Creador. Entonces, el estallido inimaginable de Vida de l'Esperit nos colmará para siempre.

¡Como tenemos que ser de dóciles al Espíritu Santo! Y escuchadores fieles de la palabra que nos invita a salir de nuestros sepulcros de muerte y andar con pasos firmes de resurrección. La fuerza la encontraremos siempre en los sacramentos, muy especialmente comulgando su cuerpo y su sangre, y practicando una vida de caridad que nos haga vivir atentos y reconocer que todo aquello que hacemos a uno de nuestros hermanos más pequeños, lo hacemos al mismo Cristo.