EL BAUTISMO DEL SEÑOR 

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquier nacionalidad y religión.

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COMENTARIO:

Verdaderamente el es nuestra luz

De nuevo la Luz nos sale al paso en medio de nuestro invierno para devolvernos la visión y liberarnos de la oscuridad. Vivíamos encadenados en la prisión de nuestros pecados y con ojos ciegos andábamos a tientas.

Ahora, pero, el Espíritu de Dios nos abre el corazón y nos dice con voz muy clara: "Este es mi Hijo, mi amado, en quien me he complacido". Y desde este instante la misión de Jesús queda establecida: manifestar en todo el mundo el amor de Dios y su voluntad hacia los hombres.

Anunciará el perdón y la misericordia, la fraternidad, la concordia, la justicia y la paz. Hará del amor su divisa y el rasgo esencial por el cual tendrán que ser reconocidos sus seguidores. Lo hará sin estridencias. Con dulzura, con humildad, con comprensión. Por eso no levantará la voz, ni hará leña de la caña que se resquebraja, ni apagará la pequeña llama que vacila, ni dejará que los más débiles y los más pequeños sean aplastados.

Porque su mensaje es un grito directo al corazón nadie lo sentirá gritar por las plazas, sino que con paso seguro y por caminos de tierra buscará los más desvalidos, los insignificantes, los rechazables, quienes por todo el mundo son ignorados, despreciados y aplastados. Y lo hará con una paciencia infinita.

Solidario con los más pobres y necesitados, el testigo de Pedro es contundente: "pasó por todas partes haciendo el bien y dando la salud a quienes estaban bajo dominación del diablo". Aquí tenemos nuestro programa, seguidores de Jesús, el programa de nuestras comunidades, el de nuestra Iglesia. Sin triunfalismos ni ruidosas manifestaciones. Sin ninguna otra fuerza que la que encontramos en el Evangelio. La que nos da el Espíritu Santo. Y la plegaria.

Ser discípulo de Cristo es ponernos humildemente a la cola de los pecadores para ser bautizados y aprender a ser sirvientes con el Sirviente, porque nuestra vida sea el aceite que haga luz de Jesús a los hombre.