Domingo, Mayo 9 2010

Esdeveniment
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Hoy es Domingo, el Día del Señor

Datos del evento
Tipo: 
Celebración
Fecha: 
09/05/2010 - 12:00

 

DOMINGO VI DE PASCUA 

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquiera nacionalidad y religión.

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COMENTARIO:

Volverá 

El momento más duro en una amistad es el momento de la separación. ¿Quién se alegra cuando el amigo marcha? Sin embargo «si me amáis, os alegraréis de saber que me voy". Y eso cómo se come?

El Resucitado prepara los suyos para la distancia. Sin distancia, no hay personalidad ni libertad. Salir del vientre de la madre es la primera distancia que salvamos con más o menos dramatismo. Separarse de su pecho, la segunda. Soltar sus manos y dar solito los primeros pasos, la tercera. Pasar del grito a la palabra, la cuarta. Y así, distancia tras distancia, vamos tomando forma humana, la nuestra, personal, única e intransferible.

El amor también pide distancia, un espacio para el reconocimiento del otro en tanto que diferente y complementario. Te quiero porque eres como eres y no porque te pareces tanto a mí. Hay que ir pasando del amor fusional al amor personal. Se trata de un paso dramático, que hace daño, que se vive a menudo como una pérdida. Sólo con el tiempo se reconoce el beneficio de la distancia.

Estamos inmersos en el tiempo pascual, el tiempo que va de la resurrección de Jesús a su ascensión, cuarenta días en que Jesús resucitado se aparece a sus discípulos y les prepara para la distancia. Estos cuarenta días son como la adolescencia de la Iglesia, tiempo para ir pasando del amor fusional al amor personal, de la intimidad del cenáculo, los baches de la plaza pública, de la presencia cálida del maestro, a su ausencia dolorosa, pero creativa. Es la lenta y paciente gestación apostólica de la Iglesia, en ausencia del Esposo.

«Me voy, pero volveré". Aunque nosotros en algunos momentos podamos desfallecer, la Iglesia no desfallece. La Iglesia vela el regreso del esposo y eso la mantiene despierta. Tal vez habíamos olvidado esto? Quizás nos habíamos acostumbrado a su ausencia? Quizá nos habíamos montado la paradita pensando que ya no volvería? Dios se sirve de los ataques, de la demagogia, del desprecio y de la insignificancia para despertarnos y obligarnos a cargar de aceite las lámparas.

Le esperamos en Él, el Amigo, el Esposo, y el Espíritu Santo viene a llenar de aceite, mientras tanto, nuestras lámparas. No son nuestras palabras, ni nuestros derechos adquiridos, ni nuestras tradiciones humanas, ni cuánta estructura sacralizada ... hasta que Él vuelva, es el Espíritu Santo el que salva la distancia.