DOMINGO IV DE PASCUA 

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquiera nacionalidad y religión.

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COMENTARIO:

  Somos su pueblo

  El Apocalipsis es el libro pascual por excelencia. Y sino, haced la prueba: ¡cuándo más abatidos os encontráis, cuando la oscuridad sea más densa, si tenéis la suerte (y la gracia!) de leer con calma el párrafo, por ejemplo, de la segunda lectura de hoy, veréis nuevamente el alba de pascua. ¡Miráis el Cordero inmaculado, en Él Dios nos ha enjugado todas las lágrimas! No nos las ahorra, pero nos las seca; no nos pone al abrigo de las tormentas porque no nos abofeteen el alma, pero nos acompaña en la prueba; no nos evita el bochorno del desierto, pero nos lleva cerca de las fuentes de agua viva. Y nos da la esperanza en Dios, el Abba (Ga 4,6) para que podamos oír en nuestro interior el gozo de la salvación.

  En el evangelio, la figura entrañable del buen pastor, que conduce sus ovejas, escucha su voz y por ellas da la vida, nos hace tomar conciencia de la presencia pascual del Señor. Nos corresponde disfrutar, hacer eucaristía, sentirnos comunidad. Él hace camino con nosotros, nos habla, nos guía, nos escucha, es solidario con todas nuestras necesidades, conduce la vida del su rebaño y participa de todas nuestras vicisitudes, penas y alegrías, aciertos y rodeos, prosperidad y adversidades. En una palabra: comparte la vida de su pueblo hasta las últimas consecuencias.

  Así, verdaderamente podemos decir que llora con el que llora, pasa hambre con el hambriento, sufre con el sufriente, enferma con el enfermo y vuelve a someterse a la pasión con los torturados, esclavos, martirizados y víctimas del odio, las guerras y la dureza de corazón de los hombres. Es el buen pastor que vuelve a subir a la cruz. Es como el contrapunto de las dichas, para que aprendamos el camino.

Pol y Clàudia Bernad Fàbrech, de Figueres.

¡La enhorabuena a sus padres Ramon y Mònica y familiares!