A las 7 de la tarde:

Celebración comunitaria de la Penitencia.

Celebración de la Cena del Señor.

*  *  *  *  *

  COMENTARIO:

  Memorial del Señor

  La  comunidad cristiana se alimenta de Eucaristía. Toda la fiesta de hoy, especialmente, lo celebra. Decimos "el memorial" del Señor, nombre que proviene de la primera comunidad. No es, sólo, una vuelta a la memoria o el simple recuerdo de un hecho, es la misma acción simbólica que nos hace recordar y actualizar la santa Cena y la Cruz de Jesús.

  La celebración con fe de la Eucaristía de Cristo, entregado y glorificado, ha hecho y hará latir el corazón de todas las comunidades cristianas, de todos los tiempos. Un corazón que es el del mismo Jesucristo, impulsado por su Espíritu, y entregado para toda la comunidad.

  Es el pan de vida, servido a la comunidad reunida, que hace camino en medio del mundo hacia la casa del Padre. Es el alimento celestial que nos da la vida divina, nos comunica el Espíritu de Jesús y nos hace hijos reconocidos en el Hijo y queridos del Padre.

  El evangelio de Juan no narra la institución de la Eucaristía. Habla, sin embargo, en el discurso del Pan de Vida: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Quien come este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo" (Jn 6,51). De la última cena, cuando  "Jesús sabía que había llegado su hora", el evangelista sólo nos explica el gesto de servicio humilde y simbólico que hace a Jesús con sus discípulos: lavarlos los pies. Pedro no lo entiende y se resiste. El Maestro le explica: es necesario hacerlo para tener "parte conmigo"; para poder compartir mi vida y mi suerte; es decir, para poder hacer conmigo el paso de la cruz y la glorificación.

  Pidamos al Espíritu Santo que nos haga entender el gesto de Jesús y pongámonos a servir.