DOMINGO I DE ADVIENTO 

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquiera nacionalidad y religión.

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COMENTARIO:

Despertémonos y andemos deprisa

El Adviento es un grito esperanzado del amor de Dios a su pueblo. No le gusta vernos anclados en la rutina, perdiendo el tiempo, viviendo rutinariamente. Quiere advertirnos que la salvación está cerca, que el tiempo es precioso y lo tenemos que aprovechar, para estar a punto, con el corazón anhelante de hacer su voluntad. Es como si nos dijera: "¡Ea!, basta de dormir, ¿que no lo veis, que el día ya apunta? Engalanaos con el vestido de Jesucristo para el combate que os espera; para subir a la montaña del Señor, siguiendo sus rutas".

¡Ah, si hiciéramos bastante silencio interior para poder escuchar la invitación del Señor a andar bajo su luz! ¡Ah, si hiciéramos bastante plegaria para hacerle caso! ¡Como se volverían de luminosas nuestras vidas, nuestras comunidades, nuestros grupos de fe!

Entonces, "todas las naciones verían la acción de Dios" en nosotros y nuestra historia se escribiría con palabras de paz, "con  las rejas y las hoces" forjadas para amarnos.

Adviento: tiempo de gracia para aprender a vivir en vigilia. Para empezar un nuevo año litúrgico, "bien despiertos" y con decisión, esperando con las manos abiertas de la plegaria el llamamiento amoroso de Dios. Nos apremia la urgencia de ponernos a andar. La responsabilidad nos reclama. El Reino nos necesita. Las palabras de Jesús en el evangelio son lo bastante severas para decidirnos a hacer un cambio radical.

Si no lo hacemos, pondremos en peligro nuestra fe, amenazada por la somnolencia, disipada por los descuidos, amortiguada por las rutinas. Y será como la sal que ha perdido el gusto y se tiene que lanzar a fuera porque ya no sirve para nada. Peligrará nuestra fe y la fe de aquéllos que esperaban la claridad de nuestra luz y sólo habrán visto tinieblas.

David Michael Barone, de Sant Boi de Llobregat.

¡La enhorabuena a sus padres Didier y Helena y familiares!