DOMINGO II DE PASCUA 

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquiera nacionalidad y religión.

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COMENTARIO:

  Perdura eternamente su amor

  El libro del Apocalipsis presenta solemnemente la majestad gloriosa del Eterno Viviente a sus "siete" Iglesias. Es el Cristo resucitado que actúa con poder; el Cristo glorioso que preside el culto; el Cristo luminoso que congrega en la unidad; Cristo fuente de vida del mundo nuevo y la tierra nueva; el Cristo primero y último, anterior al mundo creado y última palabra; Cristo amo del reino de la muerte y juez de la historia de la vida; ¡Cristo ayer, hoy y siempre, Señor de la Iglesia!

  "Soy yo, no tengáis miedo, estoy con vosotros y nunca, nunca, os dejaré. Pequeño rebaño, no temáis el furor de las tormentas, ni os haga miedo andar en la tenebrosidad. Miradme victorioso, soy vuestro Señor y vuestra garantía: ¡he vencido la muerte para siempre! Sed creyentes, aunque vuestros ojos no me vean. Tened esperanza, que soy el Señor de la Vida. Dejaos liberar. No busquéis en otro sitio ningún refugio más: seguridades, influencias, poderes, autoridades, reconocimientos, alabanzas, organizaciones, derechos, presidencias, cargos, estudios, prestigio, fortunas. No caigáis en la tentación de no poner toda la confianza en mi Espíritu. Él y sólo Él os dará fuerza para ser testigos míos. Os llenará de poder y valentía para ir por todo el mundo a llevar mi mensaje de vida. Si confiáis en mí no os faltará nunca nada. Y vuestra alegría será plena".

  "¡Señor mío y Dios mío!". Aumentad nuestra fe. Haced crecer la fe de vuestra Iglesia. Que no pongamos más trabas ni resistencia en vuestra acción salvadora sobre los hombres. Que sepamos ser pacientes y respetuosos con la manera de hacer del Espíritu. Atentos a sus "signos". Generosos en el esfuerzo. De corazón y puertas abiertos. Sin miedo ni prejuicios. Y, por encima de todo, hombres y mujeres de plegaria.