DOMINGO VII DE DURANTE EL AÑO

Misa a las 12 del mediodía, cantada por los asistentes y con acompañamiento de órgano.

Como siempre, os agradecemos vuestra participación muy valiosa.

La comunidad cristiana de Sant Martí d'Empúries da la bienvenida y recibe con alegría a todos y a cada uno de los visitantes y participantes de cualquiera nacionalidad y religión.

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COMENTARIO:

El "Amén" de la fe

A nuestras comunidades cristianas, con frecuencia, les invade una cierta nostalgia de los tiempos pasados, les atenaza la añoranza de días lejanos y los recuerdos magnificados les paralizan. El conjunto nos impide afrontar el presente con atención, confianza y coraje. Una venda en los ojos no nos deja ver las cosas nuevas que nacen cada día. Podría decirse que tenemos miedo a todo lo nuevo. Escasa confianza en el Espíritu Santo. Y no leemos los signos del tiempo.

Jesucristo es nuestra permanente novedad, ¡el hoy eterno del Padre! En Cafarnaum la gente lo confiesa admirada, después del doble milagro: ¡No habíamos visto jamás nada semejante! ¡Qué revés tan mortificante para aquellos maestros de la Ley que estaban allí sentados! Pensaban que todo estaba atado y bien atado. Que estaba todo dicho. Que su universo ya estaba lleno, ordenado, clasificado y codificado. Que no cabía nada más. Y, he aquí, que el techo de lo seguro se abre delante de ellos y aparece la fe creyente de los portadores de un paralítico. Hijo, tus pecados te son perdonados. Nadie como Jesús es capaz de sorprender a los que tienen abierto el corazón a la gozosa novedad del día de hoy.

¡Ay de aquellos que, como los escribas y fariseos, encierran el Espíritu Santo en la sacristía por miedo a lo nuevo, enrocados en principios solidísimos, en normas inconmovibles y en personalísimas y confortables verdades: nunca jamás podrán saborear la locura salvadora de Nuestro Señor! Ni el gozo del aliento de aire nuevo de los que le abren las ventanas, como hizo el Papa Juan!

La llave de todo nos la da Pablo: hacer de nuestra vida un "sí" por Jesucristo, obediente al Padre, en manos del Espíritu, pase lo que pase.