La Ascensión de Jesús al cielo es una expresión de las primeras comunidades cristianas, que hace referencia a la glorificación que recibió Jesús de Natzaret, después de su muerte, de manos de Dios Padre.

La tradición judía mantenía el símbolo de que el cielo era como la morada de Dios, simbología que fue adoptada por el cristianismo. La ascención a los cielos es el símbolo de que Jesús es investido de la divinidad de Dios.

El Evangelio, según San Lucas, nos describe así la Ascención de Jesús:

“Después se los llevó hasta los alrededores de Betania y, alzando las manos, los bendíjo. Y mientras los bendecía se separó de ellos y fue levantado hacia el cielo”. (Luc, 24,50-51).

Los Hechos de los Apóstoles describen la ascención de la siguiente manera:

“Después de haber dicho esto, estando delante de ellos, se elevó y una nube Lo substrajo ante sus ojos. Se estaban mirando aún fijamente el cielo, mientras El se iba, cuando se les presentaron dos hombres con vestiduras blancas y les dijeron: “Galileos, porque estáis mirando al cielo? Este Jesús, que ha sido llevado de entre vosotros hacia el cielo, vendrá de la misma manera que lo habéis contemplado yendose hacia el cielo””. (Hechos de los Apóstoles, 1,9-11).

En cuanto a los días que Jesús estuvo en la tierra desprués de su resurrección, San Lucas, discípulo de Pablo y que redactó el libro de los Hechos de los Apóstoles (1,1-11), nos dice que Jesús estuvo cuarenta días en compañía de sus discípulos.